Nostalgia (Parte II): La Sirenita baila con tacos de 10 cm.
- myownstylenow
- 22 nov 2015
- 3 Min. de lectura
El segundo hito importante del final de mi estadía en el colegio fue la gala. Recuerdo que desde cabra chica yo decía "eso es de nenas, yo no pienso ir a esa cuestión" y me acordaba de mis palabras mientras me probaba el vestido que quería usar.
Comparándome con otras de las niñas de mi nivel, yo era un desastre (y sigo siéndolo, si es cosa de verme antes de un certamen importante) yo no me preocupaba de mi pelo, ni de usar ropa de moda, no me maquillaba para ir a clases, ni pasaba pegada al espejo. Al contrario, durante mi adolescencia tuve un poquito de acné y tremendas ojeras. Sí, un total desastre. Les dije... si yo de princesa tengo el puro apodo.
También hay que contar que en el colegio yo era bien bajo perfil, estaba dentro de las tres mejores del curso y era conocida por no hacer nada que implicara bailar o hacer un espectáculo que significara mover el cuerpazo, a menos que fuera una actividad para el curso como un baile o presentación. El resto del año yo no hacía más boche que el que metíamos con mi amigas al recreo.
Hay que agregar el hecho de que nunca aparenté mi edad cuando era menor... el día que compré mi vestido, la señora, muy atenta y amable (además me hizo un descuento) me dice: "se le ve muy bonito... ¿Es para su fiesta de octavo?" y yo como... Khé?... otsea jelou jelou... ¿Ando con el polerón de cuarto y me pregunta semejante cuestión?... y con la mejor cara le digo... "eeh... no, es de Cuarto medio"... yo cacho que por eso me hizo el descuento.
Pero, pa la fiesta de gala me preocupé de verme decente y otra vez, comparándome con otras compañeras, yo parecía monja con mi vestido. Porque pucha... compañeras con cuestiones que apenas les tapaban el poto y yo... el vestido me llegaba hasta un poquito arriba de la rodilla. Bien sobrio y con encaje.
Pasé también a la peluquería y la Maggie, que es la peluquera que siempre me atiende, me hizo justo el peinado que quería. Todo perfect, tiqui taca pa ir a Pichilemu.
Sucede, que como éramos puras cabras en el colegio, los únicos hombres que veíamos eran los profes y los tíos auxiliares... y sería. Y yo como era más tímida que la chucha, no conocía a nadie fuera del colegio. "Antisocial"... sí, a musha honra. Y tampoco quería ir sola a la fiesta, entonces... recurriendo a las habilidades sociales de una amiga, conseguí a un acompañante. El loco simpático, caballero y bla bla bla. Sí, me iba a servir para la noshe 1313.
El problema es que soy media enojona. Y un problema más grande es que si me sacan de quicio, voy a ignorar a esa persona y a mostrarle que de verdad le quiero sacar los ojos con una cuchara. Y como ese día era "más bien importante", quería que todo saliera bien po... ¿Quién no quiere que las cosas salgan boni boni para su fiesta de gala?
Pero el weón se atrasó.
Se atrasó...
SE ATRASÓ.
Yo más enojada que King Kong cuando supo que la rubia era teñida, dejé al loco pagando y me fui hasta mi fiesta y el sujeto partió para allá. Al final el weón llegó, y lo ignoré toda la noche... sí, conversé con él, pero... filo. El que me las hace, me las paga... o algo así. (sí, soy bien ruda al peo).
Así que me dediqué a pasarlo bien sin acompañante... bailé con mis amigas... con los acompañantes de mis amigas xD, sola... y la pasé la raja. Y todo esto sobre mis tacos de 10+ cm. Sí, no me bajé de los zapatos en toda la noche. Y bailé de lo mejor, y me importó repoco que se me arremangara el vestido, que se me corriera el maquillaje con el sudors, que se me corriera un punto de la panty, que se me soltaran las trenzas, que los profes me estuvieran viendo... filo. Yo la estaba pasando bien. Y me quedaba una semana para egresar... ¿A quién le importaba lo que hacía a esa altura?
Al día siguiente desperté peor que esa vez en Bariloche... con las pestañas pegoteadas por el rímel, el pelo enredado por el moño del peinado, pareciendo mapache por el delineador que no me había sacado y un dolor de cuerpo que mejor ni les cuento.
Y me reí cuando me acordé de lo ridícula que me podría haber visto en la fiesta, bailando con los brazos al aire y perreando hasta el piso con mis amigas... y me entró el llori cuando me di cuenta que me quedaba una semana para graduarme de cuarto medio.
Penca la weá...
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